No dije una palabra más, entré en
casa, forzando algo más de la cuenta el pie, haciendo que las lágrimas
salieran, finalmente, algo más allá del lacrimal; subí como pude a mi cuarto y
cerré la puerta tras de mí con un sonoro portazo, me tiré en la cama, y sin
saber por qué, rompí a llorar. ¿Rabia? ¿impotencia?... no sé qué cojones me
pasa, sólo que cada vez que quiero detener las lágrimas, ellas salen aún con más fuerza.
Como tenía pensado, no me moví de
casa, ni siquiera de la cama más allá de lo estrictamente necesario. Me sentía
como si no tuviera fuerzas para nada y agradecí el hecho de estar casi solo en
toda la mañana, porque como papá se fue a trabajar y mamá, haciendo las cosas
de casa y yendo a comprar, y Saen en el instituto, ninguno había subido a mi
cuarto, y pude descansar, leer, y pensar, sin tener que poner buena cara, ni
hablar con nadie… francamente, no me apetecía ver a nadie, porque no estaba de
humor. Mamá sólo subió a la hora de comer, aunque le había dicho que bajaría
para comer en el salón junto con todos, a traerme un plato y me volvió a
colocar algo las sabanas, que andaban un poco, bastante desastradas, acercarme
el mando de la tele y preguntarme si quería algo más; y como ya me la conozco,
empecé a comer antes de que se fuera, para que bajase tranquila, diciéndole que
estaba delicioso, como siempre.
El día se me estaba haciendo
eterno, al menos hasta que subió Saen y me dijo que tenía visita.
-
Oh… hola. –saludé
-
Vaya recibimiento…. –se quejó, y no sin razón,
Ko Hun
-
Lo siento…
-
¿Qué acaso esperabas a alguna visita especial?
–me preguntó arcando las cejas, esperando impaciente mi respuesta, ¿lo estaba?
-
No… ¿Te apetece una partida? –mostrándole el
mando
-
Mmm –torció un poco el gesto- Está bien.
-
Jae. –me llamó mi madre- Ha venido Yun Ho a
verte. –y sentí como todo mi cuerpo reaccionaba al instante de escuchar su
nombre, tensándose de la sorpresa
-
Buenas tardes. –saludó cortésmente, si bien, en
cuanto mi madre desapareció de escena, la mirada a Ko no era tan amigable- Vine
a traerte los deberes que mandaron.
-
¿Cuándo no?, los nerds reventando la diversión…
-comenzó a decir mi amigo- ¿Quién te pidió que trajeras los ejercicios?, ¿que
acaso no ves que estamos jugando? –mostrándole el mando
-
Ko Hun, ¿puedes dejarnos un momento?, por favor.
–le pedí
-
¿Jae?
-
Por favor. –volví a insistir
-
Voy a por algo de beber, regreso enseguida.
–dijo, saliendo por la puerta, sin entender porqué le había pedido que se
fuera.
-
¿Sabes?, he tenido bastante tiempo para
pensar... lo siento Yun Ho –dije finalmente- me encontraba mal, me dolía la
pierna y… acabé pagando el pato contigo, perdóname.
-
No hay que perdonar. –lanzó un suspiro y se
sentó un instante en la cama, a mi lado, mirándome de frente- Yo también estuve
pensando, bastante, y… no fue tu culpa, tú tenías razón –lo miré extrañado-
estaba haciendo justo lo mismo que recrimino a Ko, a Hawn… juzgar por la
portada… haciendo lo mismo que no quiero que hagan conmigo… aunque creo que
todos lo hacemos.
-
¿Condición del ser humano?
-
Ajá, encasillar… así nos sentimos más seguros, y
cuando algo se sale de la norma…
-
Como es tu caso –me miró fijo
-
Mira quien habla… -acabó riendo
-
Jae Joong, te traje un zumo. –volvió Ko Hun
-
Bueno, espero que te recuperes pronto; yo me voy
a ver si hago mis ejercicios. Adiós. –se despidió Yun Ho
-
Adiós.
-
Eh, espera… tú… -lo miró varias veces de arriba
abajo, y si ahora cae en quién es… es que realmente vive en otro mundo- tú
podrías hacerme los deberes, ¿no? –no me caí, porque estaba sentado en la cama
y es casi tamaño matrimonio
-
Si me pagas bien… sí, ¿por qué no? –rió- lo
dicho, me voy… bye. –dijo saliendo por la puerta
-
No es tonto, no… claro que, de un nerd, es de
esperar cosas así. –llegó el mismo, por fin, a una conclusión con cierta lógica
-
Supongo. –dije, reiniciando el juego
Por fin… no puedo creer que ya
hoy por fin me vayan a dar el alta.
Estos últimos días han sido un asco, completamente aburrido en casa, hasta que
alguien venía a hacerme compañía. Ko Hun vino dos o tres días más, después del
que estuvo, casi siempre contándome cotilleos del instituto, que si éste estaba
con ésta, que si al otro le habían dado calabazas, y al de más allá le habían
dejado… Yun Ho vino todos los días, a traerme los ejercicios a hacer, por la
mañana temprano Saen se los daba para que los presentara por mí, y se quedaba
conmigo, siempre que Ko no estuviera; hacíamos los deberes juntos y luego
jugábamos a los videojuegos, bueno, eso cuando no le daba por enseñarme algún
paso nuevo de tutting, casi lo único que podía aprender sin moverme… como
fuera, siempre pasábamos bien la tarde. Oh, también me dijo un día que había
vuelto a hablar con Hawn Mio, y le había pedido un poco más de tiempo, porque
una cosa era que me quitasen la venda y me dieran el alta, y otra distinta que
yo estuviera en forma para la competición.
Poco a poco he ido recuperando la
movilidad del pie, sin tener miedo a que me duela. Por fortuna, el esguince
sólo había sido leve, y con esa semanita de reposo me bastó. Yun Ho está
volviendo a tener paciencia de santo conmigo, no me fuerza demasiado, supongo
que porque él ya tuvo uno y sabe cómo va el tema; aún así, desde que me
quitaron la venda, hemos estado practicando todos los días, porque no quería perder
más tiempo del necesario. Por eso, ahora, en vez de salir a correr o ir al
gimnasio con los demás, lo que hago es practicar la coreo en mi cuarto;
practico tanto como puedo, y él y yo lo notamos, son increíbles los avances que
he logrado.
Hoy es el gran día, el día del
desafío, y yo estoy como un flan, me tiembla hasta el último pelo de mi
anatomía…. El lugar escogido, para llevarlo a cabo, es en el que Hawn Mio es
VIP, entre otras cosas, porque es uno de los que más de moda está y porque es
uno de los pocos, por donde vivimos, que tiene escenario. Todo el mundo está en
el club, algunos dándome ánimos, otros tantos vitoreando a Hawn, y mi hermana,
por razones obvias, y algunas personas más que no se pronuncian a favor de
ninguno.
Hicimos pares y nones, para ver
quién salía primero a actuar, y ganó él, así que fue el primero, valga la
redundancia; y, durante su actuación, yo me obligué a pensar que Hawn estaba
actuando de telonero para mí, porque yo sí que iba a ser la estrella, los iba a
dejar boquiabiertos con mi actuación, me convertiría en el nuevo amo del club.
Bajada a la realidad. Si ya,
cuando entré, estaba nervioso, ahora que estoy en el escenario, aún más. Se me
ha olvidado la coreografía… (cierra fuerte los ojos y se coloca en la posición)
no puedo creer que tenga miedo escénico… ash… (no cayó en que una cosa es
bailar entre la gente y otra bailar para ella) trata de calmarte Jae… tú te la
sabes… la has practicado hasta la saciedad en casa….
Se apagan las luces… es ahora o
nunca… suenan los primeros compases de la canción… respiro hondo… uno, dos,
tres, cuatro…. Entonces levanto lentamente la cabeza, y lo veo ahí, a mi lado,
y todos los miedos se van a freír espárragos; como si una parte de mí le dijera
al resto que no pasa nada, que tan sólo es una práctica más, una de tantas como
hemos tenido, pero en la que debo hacerlo perfecto, para demostrarle que su
tiempo ha servido de algo y no lo ha malgastado estando conmigo.
La gente está aplaudiendo como
loca; la hemos bordado y todos nos felicitan, bueno, todos, todos…
-
Eso no vale. –recriminaba Hawn- Has actuado
acompañado.
-
No dijimos que tuviera que ser en solitario. –me
defendí, soy consciente de que si no llega a estar él ahí, en ese instante, me
hubiera quedado inmóvil encima del escenario
-
¿Quién cojones eres? –preguntó, arrancándole la
máscara- Tú… -dijo, alargando la palabra, mientras que Yun Ho se revolvía un
poco el pelo, un poco avergonzado- Así que eras tú.
-
Sorpresa. –respondió con una divertida sonrisa
en sus labios; la cara de odio de Hawn no tenía descripción, cada segundo se
enfadaba más, sobre todo porque las chicas de alrededor, empezaban a decir que
Yun estaba muy bueno, y… la verdad es que no les faltaba razón, al final va a
tener buen gusto y todo…- Te dije que sabía bailar.
-
Hfm… -bufó, y en su rostro se dibujó la mueca de
quien tiene un as escondido en la manga- Supongo que eso mismo le dijiste a él,
-me señaló- pero… -todos lo miramos expectantes- tus gafas no fue lo único que
me echó para atrás, en cuanto a cogerte para el grupo…. –lo que le gusta a este
hombre darse importancia, señor… suelta ya lo que sea o te lo saco a ostias…-
Lo que realmente hizo que no te cogiera, fue… que eres gay. –un gran oh, llenó
la sala, y su sonrisa… se la hubiera borrado de un guantazo de ser él
-
Así que ese era el motivo que me dijiste el otro
día… el segundo motivo. –dijo Yun Ho con una serenidad de la que yo sería
incapaz
-
Sí, tengo que cuidar a los miembros de mi grupo;
así que no iba a meter a uno que se pusiera cachondo y quisiera encularlos en
las duchas… -se rió- pobre… aparte de nerd… gay. –dijo con suficiencia, como
aquel que se siente vencedor de una batalla decisiva, en la que apenas se ha
esforzado, sólo que los rodales de sudor de su camiseta dicen lo contrario, y
es que había perdido una y ahora se está inventando otra para ver si gana y su
orgullo no sale tan dañado
-
Ya… -puede que nadie más lo notara, pero yo sí,
Yun se estaba controlando para no golpearlo, para no dar el espectáculo
-
Así que ten cuidado Jae, -lo miré- a ver si al
que quiere encular ahora, porque no pudo conmigo, es a ti.
-
Escúchame, cabronazo –le dijo, después de
pegarle tremendo puñetazo, que lo tiró al suelo- con quien me acuesto o me
levanto, o con quien quiera hacerlo, no es cosa tuya, y, para que te quede
claro –cogiéndolo del cuello de la camiseta, mirándolo fijamente a los ojos,
con todos los músculos del rostro tensos, de pura rabia- antes que meter mi poya
en tu trasero, preferiría meterla en una picadora de carne. –lo soltó,
lanzándolo contra el suelo nuevamente, y se fue, entre la gente.
-
Yun Ho…
-
Ja, -lo miré- tal parece que di justo en el
clavo, a ese nerd le ponen los indefensos… qué patético… todo para hacerse lo
más ma –ni dejé que terminara, le solté un puñetazo mayor que el que le diera
Yun Ho, directo a la boca del estómago
-
Punto uno, indefenso tu padre; punto dos, vuelve
a hablar de él, tan siquiera a mencionar su nombre… y la poya que acabe en una
picadora, será la tuya. –con la misma mirada asesina que pone mi hermana de
cuando en cuando.